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Artivismo

Por Yaye

El artivismo se define como un hibrido entre el arte y el activismo. Arte reivindicativo y de resistencia con un claro mensaje sociopolítico, con la capacidad de conmover, conectar y despertar conciencia.

El artivismo surge espontáneamente en el siglo XXI como un lenguaje global. Es heredero del arte urbano, del situacionismo y el grafitti, provenientes del siglo XX. Con el nuevo siglo, una explosión comunicativa desborda los medios tecnológicos hacia los espacios urbanos. Las ciudades se pueblan de espacios reconquistados para la expresión. Los géneros, los modos expresivos, las herramientas de comunicación ponen la base para la experimentación y transformación de los modos de comunicar. Se basa en la recuperación de la acción artística con fines de inmediata intervención social. 

El lenguaje del artivismo es múltiple y generativo, no respeta las reglas culturales fijas. Gracias a la naturaleza no regulada de su práctica, un artista urbano puede ignorar los límites dictados por la propiedad privada que determinan dónde puede o no puede actuar. Una obra de arte urbano puede cubrir simultáneamente dos o más superficies contiguas pertenecientes a diferentes dueños, ignorando así la división de materia y espacio demarcada por el dinero. El arte urbano puede por tanto hacer visible cómo estos límites de acción y estas demarcaciones físicas son arbitrarias y culturales. 

De las formas artivísticas que vemos se obtiene una rica gama de expresiones que utilizan el arte como vía de canalización de ideas. En ellas, el artista individual o colectivo, anónimo o identificado, recupera una función de corrección del desequilibrio social. La fuerza del artivismo no radica simplemente en su vanguardia estética, sino en su poder para señalar la injusticia, la desigualdad o el vacío en el desarrollo humano. 

A diferencia del activismo convencional, los colectivos artivistas acostumbran a trabajar sus acciones con cierto positivismo, alegría, incluso humor. No todo son fiestas, aunque también las haya, pero optan por enfoques que a menudo sorprenden, utilizan mucho el factor sorpresa para sus acciones y esto implica no formar parte de la agenda marcada por los medios de comunicación.

Cualquier manifestación está llena de elementos artísticos: pancartas, teatro espontáneo, comunicación de guerrilla, grafitis, memes en las redes sociales. Al principio, en los 90, éramos un poco más radicales, pero ahora no todo el mundo grita, hay otras prácticas estetizadas y nuevas maneras de protestar. 

El artivismo es un lenguaje actual de autonomía y libertad. Un ejemplo claro es el caso de Banksy  https://www.banksy.co.uk , grafitero, activista político y director de cine de identidad no verificada, quien desarrolla su trabajo desde Reino Unido (Bristol) de manera anónima. El artista define el grafitti como la venganza de la clase baja o guerrilla que permite a un individuo arrebatar el poder, el territorio y la gloria, a un enemigo más grande y mejor equipado. Las obras de Banksy han abordado diversos temas políticos y sociales, incluyendo el antibelicismo, anti-consumismo, o el antifascismo. Banksy arremete contra diversas reglas del arte convencional. La primera es la autoría del artista y el culto al ego. El anonimato del autor, y el carácter siempre transgresor de sus piezas, que aparecen en superficies y espacios de todo tipo y en todo el mundo, acaba con la convención del arte en museos y lugares de culto. Con ese poder comunicativo atrae la atención sobre realidades, situaciones y cumple el requisito de arte efímero, que es borrado o eliminado en muchas partes.

Especialmente interesante es el caso de China donde bajo una aparente tranquilidad, se han ido desarrollando formas de protesta artivista de gran alcance. Una de las más célebres es el artivista chino Ai Wei Wei https://www.instagram.com/aiww/

Un caso excepcionalmente importante es el del artivista coreano Wang-Zi Won http://wangziwon.com/ . En su condición de homosexual, algo considerado delito en su país, ha recurrido al arte popular de los recortes de papel que constituyen un recuerdo cultural colectivo, para representar la vida y las emociones del individuo homosexual. 

En España, la crisis económica de los últimos años, se ha convertido en verdadera incubadora para el artivismo. Luzinterruptus https://www.luzinterruptus.com/ , grupo colaborativo y anónimo creado en 2008 que trabaja en grandes ciudades como Madrid y Berlín, se caracteriza por realizar intervenciones en el espacio público utilizando la luz como materia prima. 

Desde New York tenemos a las Guerrila Girls https://www.guerrillagirls.com/, un colectivo de artistas feministas.  Usan máscaras de gorila para apariciones en público y recurren a hechos de la realidad, al humor y a imágenes provocadoras para exponer los prejuicios étnicos y de género como así también la corrupción en la política, el arte, el cine y la cultura pop. Su anonimato permite mantener el foco en los problemas planteados y lejos de la pregunta sobre su identidad: podrían ser cualquier persona y están en todos lados. 

En Latinoamérica se hace cada vez más visible la lucha femenina desde el “Ni una menos” http://niunamenos.org.ar/ comenzando en Argentina y extendiéndose por todo el continente contra la violencia machista. Con diferentes y originales expresiones artísticas, logran visibilizar un problema cotidiano y lamentable. En Chile Las Tesis https://youtu.be/aB7r6hdo3W4 revolucionaron el mundo, con una performance participativa de protesta que terminó traduciéndose a diferentes idiomas, acompañando el reclamo global.

El artivismo integra al individuo en la construcción simbólica de la realidad, alejándolo de las posiciones pasivas a las que la comunicación global, las tecnologías digitales o la publicidad y el adoctrinamiento político lo conducen. Genera en las personas lenguajes para expresarse, convirtiéndose en emisores, y no solo receptores de mensajes. La cultura es un alimento necesario para la socialización humana, con ella el individuo se libera de las visiones competitivas, pasivas y mercantilizadas de la vida, adoptando una visión lúdica, compartida o generosa de la vida.