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Buda Collection

Por Niko Gadda Thompson

Un viaje por India y Birmania despliega una cantidad de representaciones de Buda que dejan todo menos mudo al viajero con más kilómetros recorridos. Esta es su colección.

El budismo, originario de la India de entre los siglos VI y IV a.c., tiene tres ramas principales: Therevada (o Escuela de los Ancianos) y Mahāyāna (Gran Camino) y Vajrayāna (Budismo Tibetano). Las tres corrientes se diversifican enormemente y tienen, a su vez, varios puntos en común.

Las enseñanzas de esta práctica –no es una religión, aunque está llena de ritos y tiene su propia mitología- se interrelacionan y se componen las unas de las otras; ser budista es buscar una transformación y una trascendencia holística. A su vez, los auténticos practicantes hacen hincapié en que estas enseñanzas no son sino una guía hacia el Dharma (“las cosas como son”, en sánscrito).

En mis viajes por Asia durante el 2016 –más específicamente India y Birmania– me he cruzado con innumerable cantidad de versiones del Buda, una variedad que supera por mucho la que se percibe con las representaciones de Jesús, por ejemplo (*). Dicha variedad responde a la diversidad de escuelas budistas, pero también a una licencia creativa de los pintores y escultores que inmortalizaron su apariencia en frescos y estatuas, algunas realmente maravillosas. 

En este compendio verán versiones de Buda trabajadas en el famoso taller de mi amigo Musa, en Puri (Bahía de Bengala, India), escultor de renombre que exporta sus obras a todos los rincones del planeta. También tendremos un par de Budas de Mandalay, la capital política de Birmania. Pero mi verdadera cosecha se dio en Bagan, la legendaria “ciudad de las mil pagodas”, literalmente una ciudad compuesta únicamente de templos y pagodas increíbles, ubicada en el centro de este misterioso país que se acaba de abrir al mundo después de décadas de ostracismo político-militar. Birmania constituye un punto de encuentro histórico entre culturas tan emblemáticas como lo son la India, la Tibetana, la China y la Siamesa (Tailandia). Los budas que vemos en ella demuestran con claridad ese crisol milenario.  

Bagan fue por muchos siglos el centro espiritual de varios imperios Birmanos consecutivos, y cada rey o emperador que reinó en sus territorios se hizo construir un templo o pagoda en honor a su grandeza. El resultado: una “muestra permanente” (en la jerga de los museos) del ego humano “endiosado” por el misticismo y expresado en arquitectura, pintura y escultura, como ninguna otra ciudad conoce en este mundo.

(*) Incluso teniendo en cuenta las que hay de Jesús negro en África septentrional y en medio oriente; versiones que son mucho más acertadas que la occidental, representado como un blanquito de rizos rubios o castaño claro que muy poco respeta el fenotipo -por herencia genética- del profeta.